¿Manías de un Event Manager? Se dice, se comenta que el organizador de eventos profesional tiene, como todas las profesiones, una serie de manías, convencionalismos y rituales, incluso out of the office, que se materializan en peculiares comportamientos que a continuación desvelamos.
- Del perfeccionismo a la neurosis. Quizá somos perfiles demasiado críticos y exagerados que tendemos a la frustración por buscar la perfección en cada detalle de cada cosa llegando a complicarlo todo.
- El teléfono como modo de comunicación y solución de problemas. Estamos en línea 24/7 y vayamos donde vayamos, los espacios con wifi con sus correspondientes tomas de corriente es lo primero que inconscientemente “olemos”.
- Una vez más te recuerdo que no es lo que parece… «¡Qué bien vives, de país en país, de ciudad en ciudad, de hotel en hotel!» Son muchos los que envidian el rol del #eventprof. Si bien es cierto que el trabajo tiene su parte buena (pruebas todo lo que ofreces), no es el organizador quien de verdad disfruta los servicios que se ofrecen (aunque a veces también…).
- Juzgar, juzgar, juzgar sin parar. Entras en una sala o venue y automáticamente calculas aforo, localizas salidas de emergencia. Y es que tras visitar tantas salas y espacios nos sale de manera innata.
- La falta de paciencia tecnológica. Ese proyector que no arranca, esa app que va lenta, ese wifi con señal baja, ese micro que deja de funcionar por momentos… Por favor, eso no es para nosotros.
- ¡Oh, no! Me invitan a eventos. No disfrutas, no desconectas. ¿Por qué? Porque lo compruebas todo, y en ocasiones lo sufres… Ese photocall se tambalea, el registro es lento, la temática no va en línea con el objetivo del evento, la comida no llega a todos los rincones o esa música que claramente supera el límite de decibelios permitidos. También ocurre al contrario: la organización es top-notch e inconscientemente tomas nota mental de ello.
- En un hotel…No habrá relax para los event planners. ¿Cuántos hoteles visitas a lo largo del año por trabajo? Luego llegan las vacaciones y… ¿Nos vamos a un hotel? ¿Pasamos todos los días por delante de sus meeting room en formato escuela con su poderoso proyector? Es como si nunca salieses de tu ámbito de trabajo. Y lo que es más, es innegable que nuestras expectativas respecto a los estándares se han vuelto un poquito más exigentes, ¿verdad?
- Porque siempre estamos y tenemos que estar a la última en tendencias. Examinamos cada flyer, folleto, site o ad y los que le gustan los guardamos como “mi tesoro”. La variedad de sectores para los que diseñamos propuestas y la cantidad de temáticas que manejamos nos fuerzan a convertirnos en culturetas: leemos muchos libros, visitamos exposiciones de arte, nos tragamos todas las series de TV americanas y frecuentamos los restaurantes y bares más trendy.
¿Cómo lo resolvemos? ¿Cómo ventilamos estas manías? La clave es que estas adorables obsesiones no repercutan de manera negativa en el rendimiento; conservándolas de forma sana nunca se volverán en nuestra contra. ¿O acaso no son parte del sello personal del organizador?
ATTENTIVE Comunicación y Eventos
”Lo sé con certeza: nos terminamos convirtiendo en nuestras obsesiones”. – Oprah Winfrey